Agatha Christie fue una mujer de apariencia impoluta. Aferrada en las formas, siempre mantenía los cabellos inmaculados. Y parecía ese tipo de señoras que nunca rompería un plato, con bolso en mano y zapatos de charol. Y tacones, por supuesto. Aunque obviamente hablamos de la fachada. Sus collares de perlas escondían a una experta en venenos, labrada en la enfermería por la guerra.
Fue escritora de novela policíaca, principalmente. O al menos se hizo famosa por ello. Aunque también escribió relatos cortos, teatro y novela romántica (bajo seudónimo). También era asidua a la poesía, aunque no se le conocen obras publicadas en este género. Sus obras tienen una cierta puesta en escena, por eso ha sido fácil adaptarla a la gran pantalla.
Un ejemplo es la película, Asesinato en el Orient Express,adaptación cinematográfica de la novela homónima. Diferentes protagonistas, dentro de un tren que atraviesa Europa, quedan atrapados en una tormenta de nieve. Cuando se produce un asesinato, todo el mundo es sospechoso. Hércules Poirot, el detective creado por Christie al que recurrió en muchas de sus novelas, estará a bordo de uno de los vagones. Él será el encargado de resolver el caso. Con esto tampoco desvelaremos muchos secretos a nadie, al fin y al cabo, es una de las novelas más conocidas de la autora.